miércoles, 25 de julio de 2018

¿Subir el salario mínimo?

Hacía mucho que no escribía en este blog. A partir de hoy espero poder hacerlo más seguido, al menos una vez por semana.

En esta ocasión voy a publicar sobre un tema que está muy en boca de todos: el salario mínimo.

El día de ayer leí un artículo que mencionaba que el salario mínimo ideal en México debería ser de poco más de 22mil pesos al mes. Idea que a muchas personas seguramente les habrá fascinado, pues representaría un aumento enorme de sus ingresos. Sin embargo, hay que entender algunos conceptos básicos sobre el salario para entender por qué estas propuestas son inviables.

En primer lugar, pensemos qué pasaría si tuviésemos un aumento repentino del salario mínimo. No tanto como pasar de $2,500 a $22,000 en un día, pero sí supongamos que se duplica, propuesta que ha sido sugerida en varias ocasiones.

Imaginemos una pequeña tienda familiar, o un pequeño restaurante o un negocio pequeño en una de las cientos de plazas de electrónica y productos varios en el centro de todas las ciudades grandes del país; porque la gran mayoría de los mexicanos trabaja para una pequeña o mediana empresa, no para una gran empresa transnacional. 

Pensemos que esta pequeña empresa tiene un ingreso mensual de $30,000. De ellos, supongamos que tiene un excelente margen de ganancia del 50% (esto es poco probable, un margen de ganancia real anda por abajo del 30%); eso significa que $15,000 fueron para pagar la mercancía que vendió y sólo le quedan $15,000 al dueño del negocio. Pensemos que paga $5,000 de renta del local (lo que vale un local muy pequeño en una plaza), le quedan $10,000. Le paga a dos empleados el mínimo, o sea $2,500 a cada uno, son $5,000; le quedan $5,000. De esos tendrá que elegir si se los queda como ganancia, es decir, para pagar su vivienda, su ropa, sus gastos personales, la escuela de sus hijos, los arreglos de la casa, quizá del auto, etc. O tal vez decida invertir en más mercancía para hacer crecer su negocio o ahorrarlos para una eventual crisis o para abrir una sucursal, etc. La realidad es que queda muy poco dinero al final, pues faltan pagos por conceptos diversos, entre ellos, impuestos, contador, mantenimiento de equipo e instalaciones, etc. Pero supongamos que se los queda libremente. 

Ahora, si aumentamos el salario al doble sucedería lo siguiente: le quedaban $10,000 antes de salarios, ahora tendrá que pagar $5,000 a cada uno, por lo que terminará por pagar los $10,000 completos a sus dos empleados y su margen de ganancia será ahora de $0.

¿Qué empresario o persona deseará tener un negocio que no es negocio, es decir, donde sus ganancias sean $0? Evidentemente ninguno. Ante este escenario podrían suceder tres cosas:

  1. El dueño de este pequeño negocio aumenta los precios. Con ello intenta ganar más y así empezar a tener un poco de ganancia. Sin embargo, él no sería el único en hacer esto. La vecina que vende tortas tendrá que hacer lo mismo, así como el de enfrente que vende refrescos y, más allá de la plaza, el que vende uniformes escolares hará lo mismo, al igual que quien vende pollo o da mantenimiento a las computadoras. De tal manera que lo que generamos con un aumento de salarios es inflación. Todos los precios de todos los productos y servicios subirán. En el mejor de los casos, todo volverá al punto donde inició. Es decir, las personas ganarán el doble pero las cosas costarán el doble. De ahí que lo que en verdad importa, el poder adquisitivo, seguirá igual sin importar cuánto aumentemos los salarios.
  2. El dueño del negocio tendrá que despedir a uno de sus empleados. Esto es lo más común que sucede cuando hay aumentos fuertes del salario mínimo oficial. Para tener un margen de ganancia, el dueño del negocio tendrá que despedir a uno de sus empleados y trabajar con una fuerza laboral menor, lo que podría implicar una baja de la productividad. Es decir, en nuestro ejemplo, que si llega mucha gente al mismo tiempo al local no podrán ser atendidas porque ahora sólo hay dos personas en él y no tres como había antes. De ahí que incrementar los salarios mínimos por decreto genera, en la mayoría de los casos, desempleo.
  3. La empresa tendrá que cerrar. Si se combina una política de precios máximos (como la hay ya en México) o una de protección de empleos (como sucede con los sindicatos) con una de aumento de salario mínimo, los empresarios no pueden subir los precios como se señaló en el punto 1, tampoco pueden correr empleados y tendrán que optar por cerrar la pequeña empresa. Por supuesto, las empresas que cierran son las pequeñas y medianas, pues las grandes empresas pueden soportar mejor estos aumentos. Muchos empresarios se han declarado a favor de aumentar los salarios mínimos. Esto parece sorprender pero, en realidad, es una muy buena estrategia para desaparecer a la competencia y monopolizar mercados. Las empresas pequeñas no pueden soportar un aumento de los salarios mínimos y tienden a reducir personal y, eventualmente, a desaparecer. Pero una empresa grande sí puede soportar este aumento, de tal manera que lo que se logra con un aumento del salario mínimo es que las empresas pequeñas desaparezcan y dejen a los grandes empresaurios intactos. Por lo tanto, no es bueno creerles a estos empresarios.

Como vemos, un aumento radical del salario mínimo en realidad produce inflación, desempleo o quiebre de empresas pequeñas y medianas, favoreciendo a los grandes consorcios multinacionales. Es decir, exactamente lo contrario a lo que se buscaba con una política de aumento de salarios mínimos.

En varias ocasiones que he expuesto este argumento me han señalado dos objeciones: 

Primera, que esto sucede porque el ejemplo es exagerado al proponer un aumento del salario al doble. Cierto, los números son exagerados, pero esto lo hago con la finalidad de ver con claridad el problema. No importa si el salario mínimo sube un 10% o un 300%, el proceso es el mismo pero a diferente escala. Esto es porque los salarios no pueden crecer por decreto, de esto hablaré en otra entrada. Ciertamente, un aumento del 10% parece no ser tan fatal como se menciona aquí, pero es un hecho que incrementaría la inflación proporcionalmente para recuperar sus márgenes de ganancia. Lo que sucede es que nunca vemos el efecto del salario mínimo en los dueños de las empresas, siempre nos enfocamos sólo en una parte que es el trabajador y pareciera que lo favorecemos al darle más dinero para gastar, pero ese dinero que se gasta se compensa en otros lados y es lo que genera inflación. El proceso es mucho más complejo de lo que parece.

Segunda, dicen que es falso que las empresas ganen tan poquito o tengan márgenes de ganancia tan bajos; que en realidad las empresas ganan millones explotando a los trabajadores. Esta objeción parte del hecho de seguir pensando que quien da empleo son las grandes empresas. Esto no es así. Según datos diversos, las PyMES (pequeñas y medianas empresas) generan entre el 70% el 80% del empleo en México (véase, por ejemplo, https://expansion.mx/mi-carrera/2013/01/14/pymes-generan-81-del-empleo-en-mexico). 

Los movimientos al salario mínimo, entre otras políticas, sobre todo fiscales, afectan más a este 80% de la población, no al 20% restante y, mucho menos, al 1% más rico de México (este es un mito que habrá que desmentir en otra publicación). 

Quizá los números aquí presentados son exagerados, pero una pequeña empresa de 50 empleados terminará por despedir sólo a tres de ellos si el salario aumenta un 10% y no porque los dueños sean unos avaros que quieren mantener un altísimo margen de ganancia, sino porque son empresas que todavía están en etapas donde las ganancias no son monumentales y las deudas son grandes. Esas tres personas, multiplicadas por 100,000 empresas (según el INEGI hay más de 4 millones de PyMES en México) se convierten en 300 mil personas que perdieron su empleo, una cifra que ya no es menor ni menos alarmante. 

Entonces, dejemos de pensar que un aumento al salario afecta únicamente a las ganancias de grandísimos empresarios dueños de gigantescas empresas transnacionales, afectan a millones de pequeños y medianos empresarios que viven de su trabajo y que no tienen ganancias multimillonarias. 

¿Qué hacer entonces?

La solución es fácil: pleno empleo, es decir, aumentar la cantidad de empresas que requieren personal para trabajar en ellas. Esto genera un aumento del salario real (el que se paga al trabajador realmente, no el dictado por la ley, ya que mucha gente gana más que el mínimo) y la posibilidad de movilidad laboral, así como de crecimiento. Sin embargo, el pleno empleo no es algo que corresponda al gobierno lograr (al menos no directamente) sino que es labor de la iniciativa privada. De esto hablaré en la siguiente entrada de este blog.

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